La empresa mierense Eureka comercializa máquinas con procesos informáticos propios que revolucionan el «vending».

«Nuestras máquinas han conocido más mundo que nosotros». La reflexión la realiza Blanca Fernández, gerente de la compañía mierense Eureka, dedicada a la distribución de máquinas de venta de bebida y «snacks», y que exporta por medio mundo. «Hasta en el aeropuerto de Cabo Verde», asegura el director comercial de la compañía, Ramón Menéndez. Para diferenciarse de la «voraz competencia» y no ser una empresa más de distribución de máquinas de bebidas, los rectores de esta pequeña empresa han decidido darle a la neurona y en los últimos años han inventado dos novedosos sistemas. Uno sirve para administrar la distribución de utensilios para empresas y hospitales (con producto como guantes, tapones para los oídos, gafas de protección y mascarillas), con lo que se consigue, aseguran, un importante ahorro en material.

El otro se lanzará en unos días: es una nueva línea de negocio para comedores. Las máquinas suministrarán menús personalizados en función de enfermedades (caso de celiacos, por ejemplo), dietas y calorías que precise cada usuario. Las ideas de estos programas informáticos que controlan a las máquinas surgen en un pequeño local situado a escasos metros de la plaza de la Libertad, de Mieres. «Esto se nos está quedando pequeño, no damos abasto», asegura Blanca Fernández en referencia al local. Luego, las ideas que surgen desde Mieres y el «software» que se inventa se traslada a una empresa de Italia, que es la encargada de fabricar las máquinas a medida para que luego la compañía asturiana las distribuya y comercialice entre sus numerosos clientes. La compañía nació hace ya una década, tiene menos de diez trabajadores y no ha parado de crecer a pesar de la crisis económica. En origen nació como una forma de sacarse un sobresueldo. Ahora distribuyen máquinas por medio mundo.

Las han exportado a un gran número de países de Latinoamérica, a algunos países asiáticos, a Israel, y han hecho sus pinitos en África, gracias a una amplia red de contactos. La empresa se encargó de la distribución de las máquinas hasta que hace un par de años, cuando los efectos de la crisis arreciaban, se les ocurrió la idea de la máquina para empresas industriales y hospitales. Fue el primer paso para diferenciarse de una competencia a la que califican como «voraz». «Como no hay un control sobre el equipamiento de trabajo, al final cada trabajador tenía un montón de material (gorros o guantes, por ejemplo) en su casa.

Las máquinas suponen un 30% de ahorro para las compañías, porque evitan que la gente se lleve a su casa el material sin control», destaca Ramón Menéndez. Con las máquinas todo queda inventariado, lo que, asegura, también aporta seguridad jurídica. Bastantes empresas se han interesado por este producto, sobre todo en España, donde, aseguran, tienen una presencia bien consolidada. Este proyecto es el que les ha abierto la puerta a la exportación y, según Menéndez, también a vender otros modelos de máquinas «más convencionales» en multitud de países.

Para las máquinas capaces de personalizar menús ya cuentan con una importante demanda. «Vimos que había una importante necesidad», asegura. «En un comedor escolar en el que los niños sólo pueden comer un menú más calórico dos veces por semana, la máquina no le permitirá sacar determinados alimentos», señala. «En un momento se puede actuar sobre el proceso cambiando los menús, según las indicaciones de un nutricionista», explica Menéndez. Cada usuario tendrá una tarjeta personalizada para obtener la comida de la máquina. La empresa ha basado también buena parte de su crecimiento en las llamadas tiendas de 24 horas, en las que agrupan máquinas con diferentes servicios. Aseguran que fueron los primeros en idear esta fórmula, en 2003, aunque en seguida «la competencia nos copió», dicen. Este tipo de establecimientos formado sólo por máquinas de «vending» se extendió con fuerza por todo el país. «Queríamos que fuera un producto terminado con varias máquinas ordenadas y que vigilaran la seguridad», resume Menéndez. El objetivo de los empresarios mierenses es seguir con su crecimiento y tratar de afianzar sus nuevos lanzamientos. La compañía sólo tiene cuatro agentes comerciales, que «trabajan mucho», para tratar de abrirse hacia nuevos mercados.

Fuente: La Nueva España.

14 de abril de 2013