Una compañía de «vending» realiza su primera incursión comercial en el país de Oceanía con una máquina expendedora de plantas.
Hasta Australia. Una pequeña empresa de Mieres, Eureka, enviará hasta el país de los canguros una máquina expendedora de flores en lo que espera sea la primera de una fructífera relación comercial que se inició, además, durante el confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus. La firma, que ya tenía experiencia en el desarrollo de taquillas inteligentes, trabajando con compañías destacadas como la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid o el laboratorio que la aeronáutica Airbus tiene en Getafe, da ahora un paso de gigante frente a multinacionales que, en principio, tienen muchos más recursos, sobre todo económicos.
La empresa, asentada en el centro de empresas del Caudal, en el polígono de Vega de Arriba, está a punto de enviar la máquina por barco. Tal y como explica Ramón Menéndez, responsable de Eureka, «la hemos diseñado desde cero, está adaptada al sistema de tarjetas de crédito de Australia y consta de casilleros con taquilla inteligente, pero con un sistema de climatización que permite conservar las flores en su interior». La máquina irá a una floristería australiana, con la intención de que pueda vender sus productos durante las 24 horas, «pero esperamos repetir la experiencia con otras empresas». Y de hecho ya mantienen contactos abiertos con compañías ubicadas en Brasil y México.
Según explica Menéndez, han instalado máquinas similares en Mallorca, tanto en el hospital como en floristerías, y en Madrid. Ahora, tras desarrollar la expendedora de flores, «tenemos que fabricar también la caja en la que irá metida para el transporte marítimo». El responsable de la compañía dio cuenta de la importancia de este contrato, «ya que el mercado australiano es muy complicado». Sin embargo, fue la propia empresa australiana quien contactó con ellos meses atrás. Destaca que, «competimos con grandes empresas, pero nosotros ofrecemos un valor añadido, que nos podemos adaptar a las necesidades del cliente final, algo que no es tan sencillo en las compañías grandes».
Todos estos avances se logran por la apuesta que ha hecho esta empresa con cuatro trabajadores directos y otros tantos indirectos, «pero muy estrechos», con el I+D+i. Por ello, tampoco han notado demasiado los efectos de la crisis sanitaria. «Al principio del confinamiento sí hubo un pequeño parón, pero cuando pasó recuperamos todos los proyectos en marcha», subrayó Menéndez, dando cuenta de que «nuestros proyectos suelen ser a largo plazo, con procesos muy largos, hasta de un año en algunos casos».
La compañía estaba enfocada inicialmente a las máquinas de «vending». Sin embargo, decidió diversificarse y hacerse especialista en el «vending» industrial, es decir, máquinas suministradoras de equipos profesionales. A partir de ahí llegó la innovación y las taquillas inteligentes, que cuentan con herramientas que permiten controla la trazabilidad del artículo suministrado, así como saber qué usuarios las usan y cuando las retornan. También dan aviso de averías, revisiones e, incluso de carga de baterías.
En el pasado, la empresa ya instaló estanterías inteligentes en hospitales como Cabueñes y el de Medina del Campo, además de máquinas donde los mineros de explotaciones de Sudamérica podían recoger sus autorrescatadores garantizando en todo momento las medidas de seguridad. En el caso del hospital de Medina del Campo, la estantería está compartimentada y dividida por policarbonatos, cuenta con un sistema de ultrasonidos que mide qué cantidad de producto tiene en cada compartimento. Actualmente, la firma está inmersa en el desarrollo y diseño de sistemas para lo que denominan «industria 4.0» con equipos para minería e industria en general. Así, ya exportan a Chile, Perú y Ecuador, entre otros países.
Fuente: La Nueva España.
28 de octubre de 2020